El creciente interés en la academia anglosajona por el fenómeno, comúnmente conocido como “la Conquista de América”, desafortunadamente no ha tenido el acompañamiento necesario de los textos relevantes traducidos al inglés. Desde los trabajos ya clásicos de Lewis Hanke y, posteriormente, de John Elliott y Anthony Pagden sobre las aspiraciones imperiales de España en América, los estudios se han centrado en aquel célebre posicionamiento conceptual de 1550-1551, la Disputa de Valladolid y cuyos protagonistas, Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas fueron responsables por determinar las posturas centrales en torno a la legitimidad de la presencia hispana en el continente americano. Hasta ahora, los textos más significativos en torno a esta discusión no habían sido traducidos íntegramente al inglés, carencia que el presente volumen subsana con mucha solvencia y que estudiantes de la historia del pensamiento político en el mundo anglosajón podrán aprovechar. Los profesores Luke Glanville, David Lupher y Maya Feile Tomes firman como responsables de este volumen.
El eje central, por supuesto, es el Democrates secundus o alter, completado por Sepúlveda en 1544, pero cuya publicación fue exitosamente impedida debido a diversas resistencias que, como expone Luke Glanville en su introducción (p. 22), se debieron a las animadversiones entre Sepúlveda y las Casas y mutuas recriminaciones. Sepúlveda, el humanista cosmopolita, educado en Italia, con una formación profunda de los clásicos, principalmente de Aristóteles, se enfrenta a las Casas, un dominico autodidacta, pero igualmente hábil en el campo de la opinión pública y con una capacidad inusitada de influenciar las decisiones políticas impulsadas por la corte.
Desde que se publicara por primera vez una edición, ciertamente defectuosa, del Democrates secundus, a manos de Marcelino Menéndez y Pelayo en 1892, la historia ha juzgado con dureza a Sepúlveda como apologeta de un imperialismo desmedido. El propósito del presente volumen, si bien no pretende rehabilitar a Sepúlveda (p. 2), sí tiene el propósito de presentar una versión más articulada y equilibrada que la que se refleja, por ejemplo, en la obra de Hanke. Para poder presentar esta visión históricamente más precisa y conceptualmente más sólida, los editores del volumen se dieron a la acertada tarea de situar el pensamiento de Sepúlveda principalmente en el Democrates secundus. Se agregan las traducciones de la Apología y en una réplica, recientemente puesta disposición en una edición confiable, las Proposiciones temerarias, escandalosas y de mala doctrina, con la que Sepúlveda reacciona un escrito de Bartolomé de las Casas, cuyo incipit es Aquí se contiene una disputa o controversia, y cuya traducción también forma parte del volumen.
Ciertamente, para cualquier lector interesado en Sepúlveda y el contexto doctrinal de la Disputa de Valladolid, resulta de especial interés la introducción al volumen, a cargo de Luke Glanville. En las 62 páginas de la introducción, Glanville logra presentar un complejo panorama que abarca los aspectos teóricos más destacados del Democrates secundus como lo son la controversial postura sobre la esclavitud natural de los indígenas, la conquista en función del castigo a las violaciones del derecho natural y la defensa de los inocentes. Aunado a la propagación de la fe católica, Sepúlveda de esta manera considera que se obtienen los mecanismos más idóneos para un buen gobierno en las Américas. Aquellos aspectos relacionados con los intentos fallidos de obtener una licencia para imprimir el diálogo y un resumen de la Disputa de Valladolid son igualmente discutidos de manera muy solvente, añadiendo la bibliografía más reciente y relevante. Lo anterior significa que Glanville y sus colaboradores, echaron mano de un acervo de trabajos académicos, no solamente escritos en inglés, sino también muchas de las recientes publicaciones en castellano. De esta manera, el público angloparlante, al que este volumen se dirige, obtiene una idea clara acerca de la complejidad de los temas discutidos en el siglo XVI en torno a la legitimidad de la conquista de tierras americanas.
La introducción es un trabajo de investigación que no solamente explora el contexto histórico y doctrinal que condujo a la disputa, sino que también pone a Sepúlveda en diálogo con teorías contemporáneas sobre la guerra justa. Glanville finaliza la introducción con una observación que suscita gran interés al vincular una discusión del siglo XVI a la actualidad de los debates acerca de los conflictos armados como los que se ocurrieron en Irak y Afganistán. Teniendo en cuenta una perspectiva jurídico-moral, se puede apreciar que los modelos argumentativos que pretendieron justificar tales acciones bélicas por parte de países occidentales, reflejan gran parte de los temas abordados por Sepúlveda y rechazados por las Casas, como son, por ejemplo, el principio de acudir en defensa de los inocentes y, eventualmente, generar las condiciones para un cambio de régimen en el país invadido. Estos argumentos, entonces y ahora, parecen depender de una visión jerarquizante de humanidad (p. 61) según la cual algunos se declaran como representantes de la “verdadera” humanidad y de sus principios normativos y constituyéndose los demás, es decir los pueblos invadidos, en receptores de tales principios. Claramente de la obligación de acudir en auxilio a los indefensos frente a una agresión interna, trátese de personas ritualmente sacrificadas en el México a principios del siglo XVI o kurdos masacrados en el Irak de finales del siglo XX, no se deduce la legitimidad de sustituir un gobierno y asumir los poderes de un estado soberano.
La parte medular del volumen son las traducciones al inglés de los textos mencionados. Los traductores —David Lupher de los textos en latín y Maya Feile Tomes de los textos en castellano— producen una versión que se lee con una fluidez que los originales no poseen. Por supuesto, no es sencillo dar cuenta de manera precisa en un inglés contemporáneo del contenido de los escritos sin caer en simplificaciones y omisiones, y por ello hay que dar crédito a ambos traductores haber encontrado un balance entre la fidelidad con el texto original y un lenguaje actual que no obstaculiza la lectura y comprensión de los aspectos doctrinales en Sepúlveda y las Casas. Las traducciones son acompañadas de un conjunto de notas bibliográficas y explicativas que enriquecen notablemente la lectura de los textos.
En su introducción al Democrates secundus, Lupher se empeña a discutir las diferentes tradiciones de manuscritos del texto, del cual existen cinco, y propone en casos específicos una lectura que se aparta de la de las más recientes ediciones del texto latino de Coroleu, Taranto y Schäfer. Se trata, pues, de una aportación al estudio filológico de Sepúlveda que permite corregir y poner a discusión algunos temas tradicionalmente interpretados de manera sesgada, como, por ejemplo, la controversial comparación de los indígenas con simios. Al acudir al así llamado manuscrito S, Lupher opta por una versión que suaviza el lenguaje de otros manuscritos; en vez de remitir al vocablo simiae, Lupher lee homunculi (p. 75), es decir, “humanos menores”. La diferencia entre las diferentes tradiciones de manuscritos es sustancial, pero Lupher no la considera suficiente para resolver de una vez por todas un problema central en la interpretación de Sepúlveda, sino para resaltar la evolución del Democrates secundus (p. 77).
Aquí se contiene una disputa o controversia de las Casas es traducido teniendo como modelo la editio princeps de 1552 cotejada con una serie de manuscritos. Lo que anota Feile Tomes puede ser aplicado a todos los textos del volumen: que una edición crítica continúa siendo un desiderátum para la investigación. Aunado al deseo de obtener un texto crítico y revisado, hay que reconocer que es justamente esto lo que el tomo carece, es decir, el texto original, el cual podría ser cotejado con la traducción y, de esta manera, obtener una visión más completa e informada de Sepúlveda y su debate con las Casas. Es de suponer que la editorial optó por no incluir los textos originales porque así el ya extenso volumen de 427 páginas habría sido de al menos 700 páginas, lo cual posiblemente habría supuesto una decisión comercialmente no defendible.
Por último, quisiera resaltar la inusual selección de palabras que forma parte del título: Sepúlveda on the Spanish Invasion of the Americas, es decir, “Sepúlveda sobre la invasión española de las Américas”. El uso del término “invasión” y no, como es usual, “conquista” representa un cambio de enfoque hacia una lectura más contemporánea del debate para ponerlo en diálogo con preocupaciones actuales. En suma, el volumen es una valiosa adición al acervo de suyo ya sustancioso sobre Sepúlveda y su pugna intelectual con Bartolomé de las Casas. Para el público académico en general, no angloparlante, la introducción suscita más interés que las traducciones, pero cualquiera puede beneficiarse de las investigaciones sobre los manuscritos y de las notas informativas que acompañan las traducciones.